El cementerio de San Jorge, también conocido por el cementerio de los ingleses de Sevilla, es uno de los secretos mejor guardados de la ciudad. Se encuentra junto al Monasterio de San Jerónimo de Buenavista y no tiene absolutamente nada que ver con el cementerio de San Fernando. Cuando descubras su interesante historia, te «morirás» de ganas por querer visitar este lugar.
El origen del cementerio de los ingleses se remonta al año 1855 cuando vicecónsul de Reino Unido en Sevilla, John Benjamin Williams, decide adquirir un terreno a las afueras para poder dar sepultura a los marineros ingleses que habían fallecido en Andalucía, -principalmente por tuberculosis- y sus cuerpos no podían ser mandados de vuelta a su país de origen.
A partir de un registro de 1889, sabemos que en Sevilla había una colonia inglesa con más de 1.000 británicos. Muchos de los que reposan en el cementerio a día de hoy eran marineros que trabajaban al servicio de Reino Unido en las navieras británicas en Andalucía, debido a intereses económicos entre ambos.
Otros personajes de importancia histórica que reposan en el cementerio de Sevilla son John Scroop, héroe de la Guerra de la Independencia fallecido en el Puente de Triana, Bernard Whishaw, inglés que abrió el primer Museo Arqueológico de Sevilla, o el nicho de Gilbert Farquharson, hijo de Mr. Johnston, primer presidente del Sevilla F.C (1890).
La mayor parte de los enterrados son protestantes, ya que a estos no se les permitía reposar en el cementerio de San Fernando por ser católico. Si te acercas a visitar el cementerio de los ingleses te sorprenderá el mal estado en el que se encuentran las tumbas por diversos actos vandálicos y el abandono del lugar. El cementerio no es municipal y depende de la Asociación San Jorge, formada por familiares de personas que residen en este camposanto.
Se dice que en este cementerio se han llevado a cabo ritos satánicos y que quienes han saltado sus muros en la noche, se les ha aparecido una figura fantasmal con un habito y voz de ultratumba que ordena a la gente a marcharse de allí o han escuchando psicofonías de niños llorando.
Sin duda, se trata de uno de los secretos mejor guardados de Sevilla que hay que conocer. Eso sí, a plena luz del día.
Fuente de la portada: sevilla21.es