Tus tíos se han ido de vacaciones por Italia y a la vuelta están deseando verte para darte un par de regalillos (detallitos que ellos lo llaman). ¿Qué me habrán traído? ¿Será una lámina de la Fontana de Trevi o será el clásico lápiz de Pinocho con la banderita de Italia? Iluso de mí me doy con un canto en los dientes cuando veo que el detallito de mis tíos es la tacita hortera inclinada con un mango que simula la Torre de Pisa y un delantal con el que parezco tener los pectorales y otros atributos del David de Miguel Ángel.
Por el bien de la humanidad y de la casa de la persona a que le vais a regalar, por favor, evitad llevar de Sevilla un regalo de estos a un amigo, primo o conocío:
1. Muñequita de Flamenca:
Vale que la flamenca sea un icono de Sevilla, pero hay iconos más discretos. Si tenéis la casa de Alaska y Mario no supone un problema, pero no es de agrado despertarte todas las mañanas y ver un muñeco de flamenca más grande que tu perro. Por no hablar de las caras que les ponen. Que algunas parecen que más que bailar flamenco, van a vomitar el rebujito de la noche anterior.
2. Camisetas I <3 Sevilla
Está bien que ames tu ciudad, pero no hace falta que vayas pregonando este amor a los cuatro vientos. Con ponerte de fondo del móvil una fotito de Plaza España basta. Deberíamos hacer una campaña para que dejen de hacerse camisetas con mensajes como “Estaba en lo alto de la Giralda a punto de echar la pota y me acordé de ti” o “Fiesta+Siesta=Sevilla”.
3. Castañuelas:
Si te dedicas como profesional o de forma amateur al flamenco no están mal, pero para tenerlas en un mueble cogiendo polvo toda la vida es preferible que decores tu cuarto con una foto de tu primera comunión.
4. Delantal de flamenco:
Puede que una de tus fantasía eróticas sea montártelo con alguien que lleve sólo este mandil de lunares mientras fríe croquetas. Sin embargo, es y seguirá siendo uno de los mejores regalos que hacerle a tu mejor enemigo. Su cara no tendrá precio.
5. Platos en relieve:
Probablemente a vuestra madre le encante colocar platos en la cocina y tú vivas con miedo a que un día haya un terremoto y mueras sepultados entre platos con la cara de Cristo y la familia Real. En Sevilla hay platos para todos los gustos. Los tenéis con imágenes de la Expo del 92 y algunos en los que intentan meter todos los monumentos agolpados y más saturados que Bob Esponja. Mis favoritos son en los que aparece la Duquesa de Alba con la Giralda de fondo.
6. Llaveritos con la bandera española y el toro:
Al margen de ideologías sigue estando en el podium de regalos cutrones. Es como si vas a Nueva York y le traes a tu amigo un llavero con la imagen de un pavo heroico sobre la bandera de EEUU. Puestos a llevar un llaverito, coged uno de la Giralda, que es más discretito. ¡Importante! Llaveros con comida nunca son la mejor opción elegida. Todavía me acuerdo del llaverito dichoso que me trajeron de la paella valenciana…
7. Bandera de Andalucía:
Me encanta Andalucía, su himno, su gastronomía y su gente, pero por favor, ¡no me traigas una bandera que ocupe toda la pared de mi habitación! Ya se me quedó a fuego de pintarla siempre en el colegio con el Día de Andalucía y ya sé de qué color es cada franja. No hace falta que me la recuerdes cada día de mi existencia.