El local te traslada al Soho neoyorquino.
Probablemente conoces a personas que dicen que les gusta la vida sana y después se meten entre pecho y espalda una hamburguesa de medio kilo. Seguro que también conoces bien ese momento en el que tu madre te comparaba con otros compañeros, pero si después hacías algo mal como ellos, te respondía «a mí lo que hagan tus amigos me da igual». Sí, las personas contradictorias existen, al igual que también hay restaurantes de esta índole, como es el caso de Casaplata (c/ Amor de Dios, 7) una de las recientes aperturas en la capital hispalense.
Lo más llamativo de este restaurante es su contraste entre el espacio y la carta. Podríamos decir que el local es un trampantojo de lo que se cocina en él.
El espacio imita lo industrial con reminiscencias a la estética futurista conseguida a través de paredes y suelos grises combinados con mobiliario de colores pastel. Además, juegan de la iluminación de una forma muy curiosa porque de día te sientes en el Soho neoyorquino, pero cuando cae la noche, se encienden unos neones que te trasladan al universo de películas de ciencia-ficción como Blade Runner. Esta decoración es una obra del estudio Lucas y Hernández Gil y lo cierto es que es una obra de arte del interiorismo.
La carta es lo que más nos desconcierta, ya que rinde culto a la tradición. Las recetas son los clásicos que se pueden encontrar en cualquier restaurante de solera, pero con un ligero toque innovador en la preparación y el emplatado. Nosotros recomendamos los huevos de oca con trufa, el secreto ibérico y el arroz salvaje con pulpo. Las raciones no son excesivamente grandes, por lo que es recomendable que pidas varias si no quieres quedarte con hambre.
Otros puntos fuertes de Casaplata es su zona de coctelería y la música —nosotros tuvimos la suerte de tener a un Dj en directo—, que nos amenizó bastante la velada.
En cuanto al precio, no es un restaurante económico, pero tampoco entra en la categoría de no permisibles, ya que puedes comer bien por unos 25 euros por cabeza.
¡Estamos seguros que no vas a conocer en toda la capital andaluza un restaurante tan contradictorio!