Aníbal González fue el Rey Midas de la arquitectura en Sevilla, pero también el protagonista de más de una leyenda como la que te vamos a contar.
El 31 de mayo de 1929 Aníbal falleció a los 53 años de edad y a su funeral acudieron una gran multitud de personas. Curiosamente, a pesar de su gran trayectoria y de ser considerado una eminencia en la capital andaluza, se marchó de este mundo con varias facturas sin pagar y es por ello que el periódico El Liberal publicó en sus páginas una colecta para la familia con un exitoso resultado: con lo recaudado se construyó una nueva casa para sus viuda, diseñada por otros arquitectos de renombre: Juan Talavera Heredia y José Espiau.
Por otra parte, el cuerpo de Aníbal González descansó eternamente en un panteón del Cementerio de San Fernando, entre las Glorieta del Cristo de las Mieles y la Glorieta de la Piedad. Si te acercas a este podrás descubrir en su interior (con algo de dificultad) un Cristo crucificado, que según cuenta la leyenda es el verdadero Cristo del Cachorro.
¿Pero cómo se efectuó este «cambiazo»?
En febrero de 1973 se incendió la Capilla del Patrocinio provocando que la Virgen del Patrocinio acabase reducida a cenizas, mientras que por suerte el Cachorro tan solo se dañó en las piernas y en los pies.
Y aquí es donde empieza la leyenda: se cuenta que la Hermandad encargó otra talla en secreto para reemplazar la original y una vez que el Cachorro se restauró a manos de los hermanos Cruz Solís en 1974, la réplica se trasladó al panteón de Aníbal González.
Lo que se sospecha es que la réplica permanece en la Capilla del Patrocinio y el verdadero Cristo del Cachorro es el que acompaña en la eternidad a Aníbal González porque tiene daños en piernas y pies.
Fin de la leyenda
Como toda leyenda, tiene una parte que no la sostiene: en 1919 Aníbal González pidió permiso a la Hermandad del Cachorro para hacer una copia y el responsable de esta copia fue Eduardo Muñoz Martínez, mientras que Cayetano González, sobrino de Aníbal, se encargó de la policromía. De manera que los desperfectos del Cristo son resultado de la humedad.
No obstante hay quien sigue sosteniendo la teoría de que el Cachorro del panteón de Aníbal González es una réplica y que estamos ante uno de los mayores engaños del siglo XXI.
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