A lo largo de esta calle de casi 800 metros de longitud podemos encontrar un gran número de joyas arquitectónicas del barroco y mudéjar. Por cierto, ¿sabíais que San Luis se llamaba calle Real porque los reyes entraban en la ciudad por aquí? Nuestra recomendación es que os plantéis en el arco de la Macarena, que es el comienzo de esta histórica calle y comencéis con la ruta que os traemos para que descubráis todo lo que tiene San Luis para vosotros:
Arco de la Macarena
Esta puerta, junto al postigo del Aceite y la puerta de Córboba son los tres únicos accesos de la muralla que podemos ver a día de hoy. Por esta puerta pasaban los reyes la primera vez que entraban en la ciudad, tal como lo hicieron Alfonso XI de Castilla, Isabel I de Castilla, Fernando de Aragón y Carlos I de España.
Parroquia de San Gil
Fue construida por Alfonso X El Sabio cuando reconquistó la ciudad. Es de estilo gótico-mudéjar y cuenta con la declaración de Monumento Nacional.
Casa Palacio de Pumarejo
Fue la residencia del conde Pedro Pumarejo, un mercader que traía sus productos de la India. Construido en el siglo XVIII, el edificio ha pasado por diversas mano hasta que en 1883 se convirtió en casa de vecinos. Actualmente está declarada Bien de Interés Cultural.
Iglesia de Santa Marina
Es la sede de la Hermandad de la Resurreción. Este templo gótico-mudéjar es uno de los más antiguos de la ciudad, siendo de 1265 aproximadamente. El Terremoto de Lisboa de 1755 provocó grietas y desperfectos y en 1864 un incendio provocó que se cerrase durante cinco años. Sin embargo, por fortuna a día de hoy todavía podemos disfrutar de esta joya de la calle San Luis.
Iglesia San Luis de los Franceses
Se trata de uno de los mejores exponentes del barroco sevillano, e incluso europeo. Fue construida por Leonardo de Figueroa y tiene una de las fachadas más impresionantes que se pueden ver en Sevilla. No perdáis la ocasión de disfrutar del retablo de Duque Cornejo y las pinturas de Lucas Valdés.
Iglesia de San Marcos
La iglesia se redujo a escombros en el año 1356 y se reconstruyó una de estilo gótico-múdejar. Por otra parte sufrió un incendio durante las luchas de los Guzmanes y los Ponce de León. El terremoto de Lisboa de 1755 también le pasó factura, aunque fue en 1936 cuando sufrió otro incendio en respuesta a las acciones militares que llevó a cabo Queipo de Llano. Sin embargo, a pesar de todas estas vicisitudes la iglesia se restauró y sigue en pie para poder admirar su belleza.
Convento del Socorro
A pesar de encontrarse en la calle Bustos Tavera, merece la pena acercarse a este monasterio creado en 1522 por Juana Ayala, que está a un par de metros del final de la calle San Luis. Os recomendamos a todos los golosos que os acerquéis si queréis probar las delicias que elaboran las monjas a diario.