¡Cómo odiamos al cine y su maldita forma de manipularnos la realidad! Todos los años llega el verano y nosotros pensamos que lo vamos a vivir como si fuera una película: un summerlove en un campamento (de esto tienen mucha culpa los americanos) o que vamos a irnos a un lugar paradísiaco donde nos encontraremos a nosotros mismos. Pero todo esto es ¡mentira! Es imposible que alguien encuentre un summerlove a 45º cuando al único ser que quieres conocer en profundidad es el aire acondicionado. ¿Y qué me decís de las playas? En el cine siempre están reservadas para los protagonistas, pero el resto de los mortales tenemos que pelearnos con el resto de madrugadores por hincar la sombrilla en primera línea.
¿Por qué el cine no cuenta la verdad y habla de los atascos y de las playas masificadas? Que no es que Matalascañas esté mal, pero seguro que si Danny Zuko y Sandy Olsson hubieran tenido que pasar su verano luchando por conseguir un sitio en primera línea de playa, estos no hubieran acabando cantando el You’re the one that I want. Aún así reconocemos que nos gusta ser engañados de vez en cuando y seguir pensando que al siguiente verano sí que va la vencida. Aquí tenéis algunas de las películas culpables de alimentar nuestra imaginación veraniega:
1. Dirty Dancing: el veredicto es culpable. Por alimentar a una generación de chicas jóvenes que iban a los campamentos ilusionadas por encontrar al profe de baile macizo y se acababan encontrando con picaduras de mosquito y una comida que no le desearías ni a tu peor enemigo. Pero claro aquí sólo nos mostraban la parte romántica. Si estos se llegan a conocer en un campamento de la Sierra Norte con la ola de calor no llegan a bailar ni una bulería.
2. Grease: no es que la película transcurra en verano, pero sí es clave esta época para sus protagonistas que viven un amor veraniego. Toda una generación de jóvenes (y no tan jóvenes) marcada por este clásico que por muchas veces que la echen en TVE nos la seguiremos tragando igual. Y los que más disfrutaron de verdad con este clásico fueron las empresas de gomina que hicieron el agosto.
3. Tú a Londres y yo California: es carne de cañón de Telecinco a las cuatro de la tarde un domingo. Da igual que hayas visto mil veces esta historia de gemelas que intercambian sus respectivas familias en verano porque la vas a volver a disfrutar. Estas chicas nos dieron grandes lecciones sobre cómo amargarle la existencia a la novia pija de tu padre en una excursión al campo.
4. Mi chica: ríete tú del dramón de Lo que el viento se llevó. Da igual que te sepas al dedillo el final porque lo vas a seguir pasando igual de mal. Todavía no entiendo cómo hicieron una película veraniega para niños tan depresiva. Eso sí, contribuyó notablemente a que la gente encontrara otros hobbies veraniegos más allá de ponerse a jugar con una colmena.
5. Adventureland: describe muy bien lo que es un trabajo de verano y además nos enseñó lo fastidioso que puede ser trabajar amargado en un parque de atracciones mientras ves cómo las visitas se lo pasan pipa. En Sevilla se podría hacer un remake en Isla Mágica perfectamente.
6. Héroes: típica película de niños que van al pueblo de costa a vivir un verano que cambiará el resto de sus vidas. Si tienes un mìnimo de sensibilidad vas a disfrutar muchísimo con las historias de estos chicos que van a descubrir que la vida no es tan fácil y que por encima de todo están los amigos de verano.
7. Nuestro último verano en Escocia: quizá es la representación del verano más realista que ha dado el cine. Un matrimonio en plena ruptura con unos hijos rarunos que van al cumpleaños del abuelo que se está muriendo. Lo más curioso es que ha sido la película con la que más me he reído este año, a pesar de ser un dramón como la copa de un pino.