Hace unos días, el periódico oficial del Vaticano, “L’Osservatore Romano”, propiciaba la polémica, cuando calificó la nueva película de la saga Star Wars como “perversa” y “confusa”. No terminamos de comprender aseguraba que la Giralda de Sevilla tenía un carácter nocivo para el alma.
En palabras de Paolo Romanozzi, representante del Departamento de Comunicación Externa del país, la Giralda se ha propagado a nivel mundial como un símbolo de la ciudad que confiere belleza al entorno y promueve el turismo internacional. Sin embargo, hemos apreciado en el último año que este icono masificado a nivel comercial, posee cierta forma alargada y acabada en punta, que hace inducir que se trata de un falo erecto. Por si fuera poco, la presencia de una escultura femenina en su punta nos conduce a pensar lo peor.
Paolo Romanozzi ha matizado sus palabras, alegando que entiende que los sevillanos adoren su emblema, por lo que no quiere que éste deje de difundirse como tal, simplemente que se retiren algunos usos comerciales en los que ha derivado el monumento, como llaveritos, postales, láminas o reproducciones en chocolate (estas últimas son las más nocivas, ya que también incitan al pecado capital de la gula.)
Sí que estarán pemitidas otras reproducciones de la Giralda en objetos como dedales, mandiles o abanicos, ya que estos utensilios cumplen una función de utilidad, más allá de la imagen que aparezca en ellos.
La Giralda no ha sido el único de los monumentos en España, al que se le han puesto trabas para su difusión. La Torre Agbar en Barcelona ha sido uno de los focos principales: Desconocemos la intención del arquitecto y del pueblo barcelonés al dar cabida a este elemento que perturba el entorno arquitectónico de la ciudad. No exageraríamos si afirmásemos que la Torre Agbar fue construida por Lucifer en una exaltación a la lujuria.
Las torres Kio de Madrid también han recibido doble crítica y es que Romanozzi afirma ver en ellas un culto a la homosexualidad, tratándose estos edificios de dos falos que se miran frente a frente sin ningún tipo de pudor.
De momento, los sevillanos pueden estar tranquilos, ya que el alcalde ha salido en defensa de la Giralda y ha dicho con palabras rotundas que la Giralda puede estar tranquila porque con la jartá de obeliscos que hay por ahí, hasta que lleguen a la Giralda todavía queda lo suyo. De momento, con el fin de prevenir posibles represalias, la Oficina de Turismo de Sevilla está buscando iconos alternativos a la Giralda y está barajando fomentar más la imagen de la Torre del Oro, aunque ésta pueda ser tachada en un futuro de icono negativo por difundir la imagen de un falo con medidas irrisorias.