El alimento más básico que puedes encontrar en cualquier bar y nunca falla.
Da igual que sea de jamón, bacalao o boletus, porque siempre sabrán a gloria y es que hacer una croqueta mala conlleva trabajo, pero hacer la croqueta perfecta es algo que solo está al alcance de los grandes maestros de los fogones. Ya os dijimos cuáles eran las mejores croquetas de Sevilla, pero hoy nos vamos a convertir en Karlos Arguiñano y vamos a daros los 10 mandamientos imprescindibles para hacer la croqueta de las croquetas:
1. Fundirás la mantequilla y la mezclarás con la harina para preparar la bechamel. Es importante cocinar la harina, pero tampoco es cuestión de carbonizarla.
2. No dejarás de remover la bechamel con fuerza y espíritu ni un solo momento. Da igual que haya tornados o caigan rayos, porque ninguna adversidad debe alejarte de tu objetivo que es conseguir una bechamel perfecta exenta de grumos.
3. Alcanzarás por encima de todas las cosas el equilibrio entre la cremosidad y dureza. Conseguir una textura cremosa no es tarea sencilla y menos si después si necesitas consistencia para darle forma. La clave es añadir la leche poco a poco, hasta que alcanzas el punto perfecto.
4. Reposarás la masa el tiempo necesario. No basta con media horita como hace mucha gente. Lo ideal es que repose un día entero. También está demostrado que si le pones Las Cuatro Estaciones de Vivaldi a la masa, ésta mejora su sabor.
5. Seguirás reposando después del rebozado. Una vez que la masa va tomando forma es aconsejable que dejes las croquetas otra media hora antes de meterlas en la freidora. Así el pan rallado se secará y las croquetas estarán más crujientes que un escarabajo.
6. Una capa de pan rallado bastará para freírla. Hay quienes añaden más capas de pan de las que tiene una cebolla, pero eso no sirve de nada si el aceite no hierve demasiado caliente. Si no dispones de freidora y es verano, puedes usar el asfalto para hacer el apaño.
7. Utilizarás un aceite homologado con la «Q» de «Que no se haya reciclado durante más de un año». Es muy fácil distinguir un lugar cutrón de un sitio gourmet por el inconfundible olor a fritanga reutilizada que impregna cada esquina del bar. Si utilizas un buen aceite de oliva y no uno de cuando Velázquez todavía vivía, el resultado será puro arte.
8. Freiremos las croquetas por tandas. Así conseguiremos que la temperatura del aceite no se baje repentinamente y éstas no lo absorban como si fueran esponjas.
9. Colocarás un papel absorbente bajo las croquetas. De esta manera, éste absorberá el aceite dando lugar a una croqueta libre de grasas y pura. Más sana que una ensalada.
10.Servirás la croqueta como si un chef de estrella Michelín fueras y disfrutarás con cada bocado de esta tentación. Tampoco es recomendable que te comas una centena de croquetas, ya que no sería el mejor plan pasar una noche en el hospital por exceso de ingesta de bechamel en la venas.