El cambio climático es un hecho, y la influencia del factor humano, un acicate. No lo decimos nosotros, lo dice la comunidad científica internacional: la NASA o The Royal Society.
La sociedad parece entender cada vez más la urgencia de este problema y la tecnología trabaja por invertir o frenar el proceso. Buen ejemplo de esto son los árboles artificiales que Londres ha empezado a instalar en sus calles.
Se trata de unos filtros de CO2 en forma de estructuras cuadradas, aunque el concepto de árbol artificial resume su esencia a la perfección. En realidad son distintas placas de musgo que se alimentan de los óxidos de nitrógeno al tiempo que producen oxígeno.
Además estas estructuras cuentan con su propio sistema de riego y de alimentación de energía, así como un sistema de recolección de datos sobre la calidad del medio ambiente.
Lo más llamativo es la capacidad de estas estructuras para limpiar el aire, que equivale a la funcionalidad de 275 árboles y cuya funcionalidad resulta clave, especialmente en zonas de grandes áreas metropolitanas donde los picos de polución superan gravemente lo recomendado y escasean las zonas verdes.
Ojalá esta iniciativa pueda importarse pronto a nuestras ciudades. Puedes consultar más información en su página web.
Foto de portada: @awkwordrap