Cada vez que nos disponemos a movernos por Sevilla sobre ruedas, nos exponemos a que nos sucedan estas cosas:
1. Vas con el tiempo justo a clase, ves una parada relativamente cerca, pero dices ¡Bah! Encontraré sitio en frente de la facultad. Pobre iluso…
2. ¡Bien! Solo queda una bici. ¡Por los pelos! Espera… ¡¿Por qué leches me dice la máquina de las narices que no hay bicicletas disponibles?!
3. Más de una vez has querido gritar “¡Soy el rey del mundo!” quitando las manos de los manillares, pero te das cuenta de tu incapacidad de gobernar cuando acabas con los morros en el suelo.
4. Echas una maldición a los peatones que se interponen en tu carril bici y les pitas compulsivamente para que se quiten de inmediato… ¡Pero ay de ti si es al revés y al que pitan por andar es a ti! Sapos y culebras es lo único que sale por tu boca en ese caso.
5. 30 bicicletas para elegir y escoges una aleatoriamente, pero el destino es tan puñetero e incierto que hace que tengas que elegir la bicicleta con la rueda pinchada…
6. … o la que no le funcionan los frenos…
7. … o la que por más que aprietes el asiento vas a ir un metro por debajo de la altura a la que debería estar sentado.
8. Estás con la música puesta, pedaleando y cantando a pleno pulmón como si fueras Freddy Mercury. No te das cuenta que los peatones te miran como al pobre idiota que va haciendo el ridículo.
9. Todavía sigues sin saber cómo colocar un paraguas de los grandes en la canasta.
10. Te parece una odisea atravesar zonas sin carril bici, como la calle Calatrava (la que conecta Barqueta y la Alameda), que están siempre atestadas de tráfico y con peatones a todas horas.
11. Sabes que sueles tardar más o menos una media hora en llegar a tu destino en bici y lo recomendable es hacer “transbordo”, pero a ti te gusta ser un Indiana Jones de la vida y te la juegas haciendo todo el camino del tirón. Lástima que te hayas pasado por cinco segundos y te hayan quitado saldo…
12. Llevas tanto tiempo con el “Sevici” que te has acostumbrado a que pese más de una tonelada, pero cuando coges la mountain bike de tu primo tienes la sensación de estar volando sobre una escoba.
13. Estás esperando el pitido que te indica que has aparcado bien… Esperas… Sigues esperando… Te cansas de esperar y pasas la tarjeta para comprobar si se ha registrado el aparcamiento… Acabas llamando al servicio técnico para pedirle que no te quiten el saldo.
14. Has visto antes de salir de casa que estaba nublado, pero tú te la juegas y acabas llegando a tu destino con medio Guadalquivir encima.
15. Estás tan acostumbrado a pedalear en llano que cuando tienes que hacer un poco más de esfuerzo en una ligera cuesta te parece estar escalando el Everest.