Entre muchas otras cosas, Sevilla tiene la singular particularidad de construir momentos a través de encuentros aleatorios que presumiblemente no le van a suceder a uno en cualquier otro lugar. Este es uno de ellos.
La magia de una ciudad de aspecto urbanita que, en el fondo, cabalga entre el concepto de pueblo donde todos se conocen y El Jarama de Sánchez Ferlosio; donde los barrios son aldeas, universos de lo cotidiano.
Siempre me llamaron la atención estas pintadas y suelo fotografiarlas y colgarlas en redes sociales. Quizá te hayas topado con algunas de ellas y te hayas preguntado qué tienen de especial o por qué están escritas así. Hace unos días estaba paseando y tomé fotos a algunas de ellas. Más tarde, por el río, me encontré con mi colega César, que andaba con otra gente echando unas birras y tocando la guitarra (esos encuentros casuales que se suceden con tanta frecuencia aquí). Le conté que me interesaban mucho esas pintadas y cómo son las casualidades que en ese mismo grupo de personas estaba el tipo en cuestión: el responsable de las famosas pintadas. Una hora antes había estado tomando fotos a los muros que conquistó con la palabra y ahora podemos compartir con vosotros qué salió de aquella conversación azarosa.
¿Quién está detrás de las pintadas?
Estoy yo personalmente pero nunca las firmo porque es algo intencionado. La idea de no firmar las pintadas y dejar simplemente el mensaje es una manera de transmitir que lo importante no es quién las esté escribiendo sino el espectador que ve la pintada y le dice algo. En este caso, la pregunta sobre la autoría no es que sea irrelevante pero yo no le concedo importancia. De hecho, no tengo firma ni nombre artístico, soy un sevillano que pinta en las paredes.
¿Cuál es el mensaje que intentas transmitir?
Los mensajes son bastante variados, depende mucho de la pintada y de lo que se dice. En muchas ocasiones simplemente quiero compartir un cuestionamiento o una pregunta o incluso preguntas retóricas como la de ¿quea musho par metorito?, que lleva muchas cosas implícitas: el ser conscientes de la situación global en la que nos estamos moviendo como sociedad capitalista en que llega un punto tal de desesperación de estar incluso anhelando que llegue el meteorito.
Hay otras que son afirmaciones un poco como respuesta al odio, a la fobia o, como dice Igor Rodríguez Iglesias, al racismo lingüístico al que estamos sometidos los andaluces como la pintada que se hizo bastante famosa: cateto tú que no’ntiendê l’andalûh. Otras son simplemente expresiones muy andaluzas o muy sevillanas.
Otras pintadas son afirmaciones como respuesta al odio, la fobia o al racismo lingüístico al que estamos sometidos los andaluces.
Mi objetivo personal para quienes vean mis pintadas es sacarle una sonrisa o que las preguntas que me han hecho pensar a mí a ellos también les hagan pensar; para que la gente se sienta identificada y no se sienta sola. Parece que te calienta el alma que mucha gente piense lo mismo que tú.
¿Dónde sitúas las pintadas y por qué?
La verdad es que los lugares donde hago las pintadas no son aleatorios sino que escojo con cautela dónde. Los hago a la altura de los ojos, normalmente en salientes de algún edificio, en sitios de paso porque, de alguna manera, obligas a la gente a mirar aunque no quieran. Yo personalmente voy buscando pintadas y me voy fijando en los detalles para ver si alguien ha dejado un mensaje en algún sitio. En este caso no: yo obligo a la gente que pasa por ahí a leerla.
La pulsión de escribir en un muro lleva implícitas bastantes cosas.
Por otra parte, mucha gente me dice pero que esto es ilegal, estás destruyendo. Yo no creo que destruya. Creo que, de hecho, construye. La pulsión de escribir en un muro lleva implícitas, de una manera consciente o inconsciente, bastantes cosas. Lo primero es que vale más un muro blanco que un verso sobre un muro blanco, ¿es construcción o destrucción?
Lleva otra cosa implícita, que he comentado con algún artista, y es que de manera consciente cuando tú pintas en un muro estás poniendo tu derecho de expresarte por delante del derecho a tener un muro blanco: estás resignificando una propiedad privada aunque esté de cara al espacio teóricamente público. Y lo estás resignificando como un lugar de enunciación de expresión libre.
Por eso, para mí el simple hecho de escribir en un muro que no es tuyo es un acto de subversión, de cuestionamiento de de quién es ese muro y qué se puede hacer y qué no con él.
¿Cómo escribes?
Yo escribo en andaluz porque es mi lengua natural. Me siento mucho más representado por una ortografía andaluza que por la ortografía castellana. Soy andaluz por mucho que hayan querido decir que el andaluz es más una especie de variante aberrante del castellano y que nosotros hablamos muy malamente, etc.
¿Qué hay de la EPA?
La propuesta de la EPA nace porque la sociolingüística nos dice que no hay otra manera más fuerte de prestigiar una lengua que está por naturaleza desprivilegiada que reflejarlo por escrito. Pero además me parece más interesante usar una ortografía como la EPA porque a menudo se ha escrito andaluz de una manera inconsistente, con una ortografía inconsistente. Creo que reflejar por escrito no ya sólo una lengua oral, sino hacer luego una ortografía que sea sólida, que sea coherente, que sea completa me parece una manera de prestigiarlo mucho más a nivel científico. Si lo hacemos de una manera deslavazada se queda en una cuestión casi folklórica o humorística y prefiero huir de esa perspectiva.
No hay en sociolingüística otra manera más fuerte de prestigiar una lengua que está por naturaleza desprivilegiada que reflejarlo por escrito.
Entonces, también escribes en EPA
Creo que las pintadas tienen un poder bastante fuerte de transmisión. La neurolingüística o la neurociencia sabe perfectamente que los aprendizajes que retiene la mente son aquellos que van ligados a la emoción. Entonces, si yo pongo una una pintada en EPA y la persona que la lee en el momento le sacas una sonrisa o un sentimiento de respaldo o un pensamiento agradable, automáticamente no se va a cuestionar que eso no se puede escribir en andaluz, sino que lo está llevando a otro lado. Creo que eso tiene un poder bastante fuerte.
Me gusta mucho el hecho de que puedo dejar una pintada en un sitio con esa ortografía y olvidarme de ella. No les doy difusión ni me doy bombo como artista, ni como escritor, ni ná. Y es curioso observar cómo después la propia gente, incluso algunos que pueden tener un pensamiento político muy diferente al mío, son quienes lo fotografían y lo suben a las redes sociales y se viraliza. Y ese mensaje que ha podido quedar ahí 5 o 10 días se ha inmortalizado.
Si lo pongo en castellano se puede viralizar y ser de cualquier lado. Cuando yo uso una ortografía andaluza estoy diciendo de manera implícita y explícita que mi lugar de enunciación es Andalucía. Y no puede ser otro, mi pintada no la puede haber escrito uno de Burgos porque no es la manera que tiene de expresarse, entonces creo que tiene muchas facetas el porqué del uso de la EPA.
Dame otra razón por la que escribes en EPA
Hay una anécdota de una señora en la calle. Estaba la señora comprando en la frutería y había alguien de fuera, no sé si una extranjera o alguien del norte o de la Península. Y entonces dijo “pues me pone una de tagânnina”. La otra señora se quedó mirando y dijo “tagânnina… pero eso, ¿cómo se escribe?» Claro, no dijo tagarninas, dijo tagânnina, con la a aspirada y la ene geminada. La respuesta de la señora andaluza fue muy graciosa, dijo: “no, no, esa es de las palabras que se dicen pero no se escriben”.
dijo: “no, no, esa es de las palabras que se dicen pero no se escriben”.
Es una anécdota muy curiosa y ahí se refleja otra de las razones por las que yo escribo en andaluz, en andaluz EPA, porque la fonética castellana tiene un sistema consonántico y vocálico sencillo. Y el andaluz tiene, en contra de lo que dice la gente (es que pronunciáis mal y os coméis letras), un doble sistema consonántico: vocalizamos el doble y pronunciamos el doble de consonantes. Y esta es otra de las razones por las que escribo en andaluz porque refleja de manera más fidedigna cómo yo hablo.
En concreto, ¿cómo surge la EPA?
Ha sido un proceso bastante peculiar y para mí culturalmente tiene un valor tremendo, lo que se está haciendo y lo que se ha hecho. La EPA es un caso único, un caso muy raro a nivel mundial. Normalmente la ortografía la crea algún grupo de poder y la impone o por razones políticas o burocráticas para establecer un determinado estándar, la creación de un Estado.
El caso de la EPA es muy distinto, es el caso de una ortografía que no ha sido creada individualmente por nadie, sino que nace de un proceso democrático y abierto que se ha hecho en redes sociales donde una serie de lingüistas andaluces y de historiadores de la lengua, y traductores, intérpretes y gente curiosa por las cuestiones lingüísticas (la inmensa mayoría políglotas) se reunieron en un grupo de Facebook a raíz de una de las publicaciones de Juan Porras.
La EPA nace de un proceso democrático y abierto que se ha hecho en redes sociales.
Y empezaron a decir “bueno, todo el mundo dice que el andaluz no se puede escribir”. Entonces ellos sabían perfectamente, por razones científicas, que eso es una chorrada, claro que se puede escribir.
Entonces esta gente se reúnen y de manera democrática ponen sobre la mesa las distintas decisiones ortográficas que había que tomar para crear una ortografía que representase con equilibrio todas las variantes internas propia del andaluz. Empezaron en 2017 y en 2018 publicaron su propuesta.
La he estudiado en detalle y es de una potencia, una claridad y una consistencia que no había habido antes. Entonces, la razón detrás de la EPA no trata solamente de escribir en andaluz sino además, como dice una de mis pintadas, êccribe bien, êccribe n’andalûh. Porque siempre nos están diciendo que escribimos malamente si decimos o escribimos una expresión en andaluz.
Yo de alguna manera intento revertir ese discurso e intento reclamar que nosotros no hablamos mal castellano, hablamos en perfecto andaluz y no escribimos malamente. Yo puedo escribir castellano de manera cuasi perfecta pero también puedo escribir andaluz. Usar la EPA lleva un mensaje también implícito.
¿Qué significa para ti el andalucismo?
Para mí, mi nación es Andalucía y mi nacionalidad es andaluza. En la legalidad vigente y existente se considera Andalucía como una nacionalidad histórica. Y sin hacer de menos ni a los gallegos, ni a los castellanos ni a los valencianos. Creo que hay que tener mucho cuidado, que a veces se tiende a minimizar a los demás para valorarse a uno. No creo que los andaluces seamos ni mejores ni peores que nadie. Ni mejores, pero peores tampoco.
Mi andalucismo es el sentimiento de pertenencia a la nación andaluza y a la valoración de todo lo que implica, desde su historia hasta su lengua y su ciencia… Además, creo que tenemos un grave problema, y del que intento huir siempre, y es que a veces le hacemos la rosca a los discursos subalternizadores de lo andaluz.
¿A qué te refieres con esto último?
Muchas veces tendemos a quedarnos en la Andalucía que yo llamo la Andalucía del azadón y los lunares. Me siento identificado con el azadón y con los lunares, pero no solamente. No solamente hace falta quedarse con el arte o lo artístico y lo folklórico, que está muy bien, pero también somos ciencia, pensamiento, filosofía y matemáticas; somos física y somos arquitectura. Sin embargo, rara vez se ve reflejado desde la propia construcción de la identidad andaluza que aquí también hay matemáticas y hay ingenieras y diseñadoras. Y no solamente hay cantaores y poetas y gente del campo, sino que también hay gente de ciudad. Hay campo, hay montaña, hay costa y matemáticas, hay cante, hay soleares y hay alegrías.
El andaluz es un pueblo solidario, como decía Blas Infante en Andalucía no hay extranjeros. Ese sentimiento de solidaridad pienso que es el andalucismo.
Muchas veces cuando a los andaluces les dicen que hablan mal dicen “pues peor hablan los madrileños con el leísmo y con el laísmo y con el ejke” y no nos damos cuenta de que estamos cayendo otra vez en el mismo discurso, que parece que hay un bien hablar y un mal hablar. El laísmo, el leísmo y el ejke pertenecen al dialecto castellano y ellos se entienden así y está tan bien o tan mal como cualquier otro mientras que ellos se entiendan. Creo que nos hacemos un flaco favor si pretendemos responder a la discriminación que sufrimos como andaluces con discriminación. El andaluz es un pueblo solidario, como decía Blas Infante en Andalucía no hay extranjeros. Ese sentimiento de solidaridad pienso que es el andalucismo.
Y para mí Andalucía (no sé si lo que voy a decir sonará fuerte a oídos de según quien) es una colonia de Castilla que se han metido bajo el paraguas de ese proyecto que es España y lo han confundido cuando dicen que “es que España existe de hace dos mil años”. Mire usted, Hispania era el nombre de un territorio geográfico, no de un país ni de un estado, de una nación. Son cosas completamente distintas.
De hecho, a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII en los mapas españoles y castellanos, Andalucía parecía como Castilla la Novísima. Creo que es bastante ilustrativo de la consideración desde el poder central de Madrid de Andalucía como colonia. Y como tal, como cualquier otro proyecto estatal imperialista, nos han empobrecido. Andalucía no es pobre, nosotros no somos pobres por naturaleza. Somos de las tierras más ricas agriculturalmente y geopolíticamente hablando de Europa. Lo que pasa es que nos han saqueado. Y no somos incultas sino que nos han aculturizado y tenemos el síndrome del colonizado, que decía Fanon.
Para mí también el andalucismo es luchar contra esa colonización, reconocer que nos están tratando como una colonia y ejercer la rebelión ante eso.