Más de 80 años avalan a esta taberna de solera.
En el barrio de San Bernardo, justo enfrente de la Puerta de la Carne se encuentra una pequeña taberna que nunca aparecerá en la lista de «bares con encanto» y su carta nunca aparecerá en un ránking —entre otras cosas porque solo sirven altramuces y cacahuetes, o mejor dicho, chochitos y arvellanas—, pero a sus parroquianos se la repampinfla, puesto que el secreto de Casa Coronado (Av. Menéndez y Pelayo, 36) está en la caña.
La caña mejor tirada
Coronado fue un antiguo despacho de vinos del Condado de Huelva que abrió sus puertas en 1935. Aunque su mobiliario no se conserve al nivel del Casa Vizcaíno o El Rinconcillo, todavía posee ese aroma de añejo al que contribuyen notablemente su vieja caja registradora, el azulejo de Gambrinus y su tragaperras, siempre ocupada.
Su clientela habitual lo tiene claro: es la caña de Cruzcampo mejor tirada de Sevilla. Y que nadie se atreva a poner en tela de juicio el arte de Rafa y Pepe, los últimos dueños del negocio. De hecho, si eres habitual del local te acabarán recibiendo con un directo y sonoro «¿Cuántas?». Además, por suerte la caña no se ha sumado al precio de los gastrobares y la cobran a 1,10€.
Mejor que en casa
Te preguntarás cómo la gente es capaz de pasar las horas muertas a base de cañas de cerveza, aceitunas, cacahuetes y altramuces. Muy sencillo. Coronado te permite que comas allí lo que quieras, ya sea un bocadillo que te traigas de tu casa, una porción del Mr. Pizza que hay al lado o como si quieres llevarte un puchero. Todo se permite en este castizo bar al que, curiosamente, acude mucha gente sola que va en busca de buena conversación. Es lo más parecido a un bar de pueblo que tenemos en la capital andaluza.
La palabra chic tampoco entra en el vocabulario de Coronado: gente pidiendo a gritos «jamón de mono», cáscaras y serrín en el suelo, y gente que entra y sale como si fuera su casa. No hay filtro en Instagram capaz de embellecer el Coronado y por eso nos gusta aún más.
Porque el bar sevillano de verdad es el que te acoge con los brazos abiertos, el que te hace sentir como en casa cuando el camarero te llama por tu nombre. En cuya barra siempre tienes a alguien dispuesto a compartir una caña contigo. Con todoesto, ¿a quién le importa el postureo en Instagram?
Fuente de la imagen de portada: TripAdvisor