Dicen que la República prohibió la Semana Santa en Sevilla, y que en 1932 la Hermandad de la Estrella fue la única que salió el Jueves Santo.
Son muchas las especulaciones al respecto, aunque lo cierto es que fueron las demás cofradías quienes se negaron a sacar sus pasos. Recordamos la historia de una Hermandad que siguió su fe por encima de las ideologías y la manipulación en un acontecimiento histórico sin precedentes.
Preludio histórico
La Segunda República española se proclamó en abril de 1931, trayendo consigo un período histórico muy breve e intenso que culminaría con el golpe de Estado y la dictadura del militar Franco. La República inquietó tantos a sus militantes, como al resto de ciudadanos. En mayo de 1931 comenzaron los enfrentamientos, que dejaron varias capillas incendiadas. Tuvieron lugar los famosos “Sucesos de Sevilla”, enfrentamientos entre obreros y la Guardia Civil.
No en vano, la Semana Santa de 1931 no se vio afectada. Distinta era la situación al año siguiente, donde el ambiente estaba enrarecido, y el miedo, la censura y la tensión se habían instaurado.
El artículo tercero de la ley fundamental de la Segunda República consideraba que el Estado español no tenía religión oficial, por lo tanto debía abstenerse la iconografía y otros emblemas relacionadas con el culto a cualquier otra religión.
Las dos versiones
Con esta agitación política, todas las hermandades rehusaron a realizar sus estaciones de penitencia para evitar riesgos, salvo la Hermandad de la Estrella.
Cabe decir, como apunta Isidoro Moreno en su obra “La Semana Santa de Sevilla” que:
“La Semana Santa fue utilizada por la mayoría de los dirigentes de las cofradías como arma de presión política contra la legalidad democrática republicana y descaradamente a favor de la derecha no sólo ideológica, sino también política que trataba de desprestigiar al nuevo régimen”.
Son dos las versiones que se disputan la oficialidad de este hito histórico. Por un lado, las facciones más conservadoras apuntaban al miedo imperante en aquel momento como factor determinante para la declinación de las hermandades a celebrar la Semana Santa de forma habitual. Por otro lado, el bando republicano señalaba la existencia de un boicot por parte de la monarquía para desacreditar a la República, mostrándola como una especie de Inquisición novecentista.
Es cierto que efectivamente en 1932 en muchos puntos de la geografía española se prohibieron las procesiones. Además se procuró la eliminación de todo símbolo religioso en los lugares oficiales, así como secularizar los cementerios.
«La valiente» salió
Sin embargo, y como sostiene Leandro Álvarez Rey, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, “fueron las propias cofradías las que se negaron a salir, pese a la buena voluntad del Ayuntamiento republicano”. De hecho, tanto el alcalde José González, como el gobernador Vicente Sol, trataron por todos los medios que se celebrase una Semana Santa con normalidad.
La hermandad de la Estrella fue vilipendiada y señalada por la derecha. Sin embargo, aquella noche de marzo Sevilla vibró, más allá de doctrinas políticas, la tergiversación y los incidentes que intentaron ensombrecer la noche de La Estrella.
En cualquier caso, ambas versiones coinciden en un punto: el valor testimonial de un Jueves Santo que pasará a la historia por la Hermandad que olvidó las cargas ideológicas. Actualmente, la Hermandad de la Estrella tiene su sede en la capilla de la Estrella y sale el Domingo de Ramos.
«La Valiente» porque se enfrentó a la decisión unánime de las demás cofradías y realizó su estación de penitencia. Esta historia es un ejemplo más del arraigo social que implica la Semana Santa sevillana, más allá de las ideas.