Sevilla es una ciudad que debemos observar con lupa y sin culpa por perdernos algo. Porque hay algo mejor que visitar Sevilla por primera vez: volver y redescubrirla. Incluso si eres sevillano quizá se te escapen algunas calles un poco más escondidas.
No pretendemos sentar cátedra, pero consideramos que en Sevilla hay calles mágicas que escapan del callejero habitual. Aquí va nuestra selección de rincones sevillanos no tan conocidos.
Calle San Luis
La calle San Luis desemboca en la Macarena, puerta por la que entraron importantes reyes y reinas de la historia de España, como Isabel I.
En esta calle se erigen ejemplos arquitectónicos de distinta índole, lo que demuestra la importancia histórica que tiene. Desde la iglesia de San Marcos se inicia un recorrido sin precedentes. La iglesia de San Luis de los franceses, la de Santa Marina y de San Gil, culminando en la Basílica de la Macarena.
Pasaje de la Valvanera
La calle San Luis da acceso a este rincón escondido a través de una especie de postigo, que antiguamente era la entrada a la casa de vecinos. Al principio se nos descubre una galería lúgubre y húmeda. Quizá una bofetada de algún hedor indescriptible no te incite a continuar, pero no desistas. A medida que avanzas la luz empieza a penetrar hasta llegar a la corrala, donde se descubren las dos plantas conectadas por pasarelas. De las barandillas de la galería cuelgan macetas o ropa tendida. Y en el suelo, bicis y plantas.
Esta especie de casa de vecinos adaptada a la contemporaneidad conecta la calle San Luis con Relator.
Las casitas de colores del patio que continúa constituyen una construcción diferente y muy especial.
Calle Conde de Ibarra
Esta calle nace junto a la parroquia de San Nicolás de Bari y llega hasta la plaza de las mercedarias. No te arrepentirás de recorrerla, los muros del monasterio de Salesas son imponentes a la par que misteriosos, el olor a azahar te guiará hasta la plaza.
Calle Verde
Calle estrechísima donde las haya, sede de una de las casas más antiguas de Sevilla, la de los Padilla, convertida hoy en Hotel. La calle verde es poco transitada por turistas, sus casas no tienen mucha altura, pero lo que realmente sorprende de esta calle son la cantidad de plantas de colores que decoran las fachadas. Puedes ver un post dedicado en exclusivo a esta calle pinchando aquí.
Calle del agua
El callejón del agua transcurre junto a la muralla de la judería sevillana. Esta calle era un adarve, es decir, un pasillo estrecho que servía para la vigilancia y defensa de la ciudad. El callejón del agua esta ligeramente techado en su mayoría por unas estructuras metálicas cubiertas con plantas. Además, en esta calle vivió Sir Washington Irving, mientras escribía «Los Cuentos de la Alhambra». Es cierto que esta calle está en pleno casco histórico y por tanto no es tan «desconocida». Sin embargo, nos parece imprescindible mencionar este rincón con tanto valor patrimonial.
Calle de la Habana
Esta calle forma parte del pequeño barrio dentro de la antigua Casa de la Moneda. Abierta por sus dos extremos desde 1761, conforma el eje principal de la Real Fábrica de la Moneda de Sevilla. Su estructura es muy particular, pues logra conectar el antiguo patio de Mercaderes con la ciudad. A lo largo de su recorrido intercala tramos cubiertos y descubiertos.
Callejón Dos Hermanas
La calle Santa María La Blanca da acceso a este callejón sin salida a través de un paso cubierto. Se trata de una calle íntima desde donde se puede observar parte de un patio del Hotel «Las Casas de la Judería». Este edificio albergó en el pasado 19 casas judías conectadas entre sí, formando laberintos de calles y pasillo subterráneos. Descubre más sobre la historia de este espacio en este enlace.
Calle Mármoles
Responde a este nombre por las tres columnas que se conservan de la antigua Colonia Iulia Romula de Sevilla. Originalmente eran seis columnas, dos de ellas se trasladaron a la Alameda de Hercules, la restante se fracturó en un intento del Rey Don Pedro de trasladarla al Alcázar.
Calle de las cruces
Llamada así por las cruces de madera incrustadas en la pared. Tienen este aspecto porque el Cabildo sevillano del siglo XVIII quiso suprimir cualquier obstáculo que entorpeciera a los carros. Al fondo de la calle, tres columnas están rematadas por cruces de forja coronan la Plaza de las Cruces.
Calle Santa Paula
El Barrio de San Julián puede presumir de tener una cantidad nada desdeñable de templos religiosos por metro cuadrado. Al final de la calle Santa Paula destaca el Monasterio de Santa Paula, sede de la Congregación de las Hermanas Jerónimas. Terminamos aquí nuestro recorrido con Cervantes. Este Convento fue refugio de varios personajes de la novela ejemplar «La española inglesa», del manco de Lepanto.